lunes, febrero 11, 2008

La importancia de la intuición en la práctica del Yoga (Yoga interior, Yoga exterior y 7)


En resumidas cuentas, en la práctica del Yoga es posible la comunicación simbólica a través de las figuras (asanas y mudras) que adopta el cuerpo. Esta comunicación conecta los distintos estratos o las distintas partes que cuerpo, mente o espíritu, en suma que la persona pueda tener. Esta comunicación puede establecerse a través de un aprendizaje de posiciones y secuencias siempre que se encaminen a un ulterior ejercicio intuitivo de los mismos. La intuición es imprescindible porque se trata de estructuras y conexiones psico-físicas, anatómicas y fisiológicas que la mente consciente y racional ni conoce ni, aún conociéndolas, alcanzaría a controlar o manejar. Tambien se trata de fenómenos psicológicos, en muchos casos inconscientes que sólo de manera espontánea y no preconcebida es posible manifestar. Han de liberarse de lo preconcebido para ser reveladores.

Así expresa la importancia de la intuición en la práctica de las yogasanas Sree Anandamayee Ma, tal como lo recoge Atmananda en Death Must Die.


“Para la puja [ritual hinduísta] se usan particulares asanas, mudras y mantras de acuerdo al aspecto particular de la manifestación divina a la que uno ora. Uno ha de comprometerse con la puja de modo que la puja real pueda surgir. Igual que uno adopta sanyasa [ordenación, renuncia] para que la verdadera sanyasa pueda surgir. ¿Cuál es la puja real? Entregarse uno mismo al objeto de oración. Entonces las asanas y mudras apropiados surgen espontaneamente. El propósito de la puja es el darshan [manifestación] de Aquél a quien uno adora. Cuando la propia dedicación llega a ser completa, entonces Él se revela a Sí Mismo. Encontrarle a Él significa encontrarse a Sí Mismo y encontrarse a Sí Mismo significa encontrarle a Él. Se dice que el orador ha de aunarse con el objeto de oración para poder realizar la puja verdadera. (...) Cuando una asana surge espontáneamente como expresión natural del estado interior, será perfecta, esto es decir la posición de las piernas, manos, brazos, cabeza, mirada, todo será extactamente como debe ser. Realizar una asana por esfuerzo nunca puede tener la misma perfección. Las asanas están conectadas con el ritmo de la propia respiración y la respiración con el propio estado de la mente en cada momento determinado. Cuando las asanas se hacen como práctica yóguica, o sea, con el propósito de acanzar la revelación de la unión con lo Único que existe eternamente, entonces conducirán al resultado que se desea. Si uno lo hace como ejercicio físico, proporcionarán salud y buena forma, pero eso es todo, no la verdadera unión (yoga). Incluso cuando uno ha alcanzado la perfección en una asana particular y su esencia ha sido plenamente revelada, uno debiera sentir: lo he alcanzado plenamente, pero ¿y qué? No es la meta última. Esta es la actitud de ‘vaigragya’ [discriminación inspirada]. Uno sigue esforzándese para alcanzar el siguiente estado y sigue de este modo más y más lejos. Uno debiera mantener esta actitud hasta que nada permanezca por alcanzar, entonces sólo lo Último será alcanzado. De otro modo uno es apto para permanecer por un tiempo prolongado antes que seguir rápidamente hacia la menta final. (...) Cuando este cuerpo [ella misma, Anandamayee Ma] realizaba asanas, éstas surgían espontáneamente, las piernas asumían la posición correcta espontáneamente, accionadas por una energía interna que no era otra sino Atama Shakti [la energía divina]. En una ocasión moví voluntariosamente una pierna, a consecuencia de lo cual me la lastimé.”


A este respecto el cuerpo es más sabio que la mente consciente. Si tuviéramos que controlar de un modo racional y consciente todos los procesos fisiológicos, desde la digestión y la secreción hormonal hasta el hipido o el estornudo, nuestra mente sería desbordada por la dificultad y la multitud de las tareas. Igual cabe decir de la coordinación muscular necesaria para actos físicos habituales como caminar. Algo semejante puede decirse del movimiento físico que se ejerce en la práctica del Yoga. La doctora Sulochana D. Telang ha estudiado en Understanding Yoga Through Body Knowledge la interrelación que exieste entre el movimiento físico de las asanas con el efecto que tienen en nuestra fisiología. Dice que el movimiento y la posición de músculos y esqueleto tiene un primer efecto reflexológico sobre las vísceras. Ejercen también una acción mecánica de estiramiento, compresión, expansión, etc. directamente sobre las vísceras que supone, por así decirlo, un “masaje interior” de las mismas. Y, por fin, el cambio de posición respecto a la fuerza de la gravedad en diferentes posiciones, mueven también los fluidos dentro de estos órganos.


Respecto a la primera acción reflexológica, las asanas y ejercicios yógicos estimulan los puntos de energía de todo el cuerpo, principalmente situados en las articulaciones que son estirados, contraídos y, en fin, movidos en todas los sentidos posibles. Igual cabe decir de las líneas de energía. Estos puntos y líneas de energía (en sánscrito “marmas” y “nadis” respectivamente) coinciden aproximadamente con los de los puntos de acupuntura o digitopuntura. Sulochana Telang habla además del efecto que el movimiento directo de la columna vertebral a través del la acción muscular voluntaria tiene sobre el sistema autónomo, en principio involuntario, estimulando los conductos nerviosos espinales tanto del sistema simpático como parasimpático.


En el nivel físico o fisiológico la intuición se hace necesaria para que la interacción entre el sistema muscular y esquelético por un lado y las vísceras y la fisiología por el otro sea más efectiva. Para poner un ejemplo simple pero bastante gráfico es como el movimiento de desperezarse y bostezar, responde a una necesidad fisiológica y tiene el consiguiente efecto y todo de un modo espontáneo. De un modo más complejo algo semejante ocurre con los movimientos y las posiciones yóguicas y su necesidad y efecto fisiológico cuando se practica de un modo intuitivo y espontáneo.


Aunque sólo sea como hipótesis o como supuesto teórico, desde el punto de vista espiritual o espiritualista, si las almas llegan a este mundo para habitar un cuerpo, bien sea como oportunidad de liberación (visión oriental) o como cárcel o castigo (visión occidental), es necesario que el alma o espíritu investigue a fondo estas condiciones corporales y terrestres.


Desde el punto de vista metafísico, aunque sea también meramente como hipótesis o juego conceptual, bien que existan otros planos o mundos posibles, esta nuestra existencia corporal y terrestre tiene tanta realidad y merece tanta atención como cualquier otra.


Artículo publicado en la versión impresa del nº 8 de la Revista Dharma

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