domingo, abril 12, 2009

El Sermón del Monte Gibralfaro (05 Desarrollo Sostenible y Técnicas del Bienestar)


Cuando me invitaron a colaborar de algún modo con Soynatura se barajaron varias posibilidades. Se lanzó la idea de una exhibición de yoga. Finalmente llegamos a la conclusión de lo que más convenía no era una exhibición sino un sermón: que, ya que estamos en Málaga y hablamos de estos asuntos, podríamos titular "El Sermón del Monte Gibralfaro", por ejemplo.

"Soy Natura reunirá en Málaga a profesionales y visitantes que trabajan y viven por y para la consecución de un objetivo común: el respeto medioambiental."

www.soynaturamalaga.com

"La próxima edición de Soy Natura añadirá a su galería de productos y servicios un interesante programa de actividades paralelas, que incluirá jornadas técnicas dirigidas a profesionales del sector, workshops, y talleres de hábitos saludables orientados al ciudadano."

Ya que no se trata de un evento puramente ecológico o ecologista, me parecía y me parece interesante determinar qué nexo, nexos o elementos en común tienen todas esas actividades y sectores comerciales y empresariales que permiten un evento tan variado. O, si se prefiere, construir un armazón teórico que diera sentido a la feria, o más que feria, "una filosofía de vida que cree en la protección del patrimonio natural y en la gestión sostenible de los recursos", como reza el primer párrafo de presentación del evento. ¿Cuál sería esa filosofía entonces que sirve para unir ecología y hábitos saludables?, sobre todo teniendo en cuenta que la sostenibilidad también lo es social y por tanto económica o socioeconómica o socioecológica.

De algún modo, tal vez kármico, se me ofrece en ocasiones la posibilidad de comunicar ideas a un público no muy amplio pero sí selecto (autoselecto). Siento entonces la responsabilidad de comunicar de forma útil, que recoja las ideas que están en el aire a punto de precipitar y cristalizar. Se trata, claro está, de una responsabilidad relativa, que no es la misma que la de un conductor de autobús o la de un cirujano. Mismo así procuro hacerlo lo mejor posible.

Parece cierto que con "la Crisis", vivimos un cambio de época. Estamos un poco agazapados sin saber si escampará o caerán relámpagos. Tal vez no sea necesario tanto un "cambio de conciencia" como la adquisición simplemente de conciencia: observar qué ha sucedido y qué está sucediendo y extraer conclusiones y consecuencias. Se me ocurrió la posibilidad de poner en fila unos cuantos sucesos significativos (crisis financiera, depredación ecológica, psicología económica, etc.) y tratar de averiguar qué se sigue de ellos.

Ya sé que hoy por hoy suena un poco infrecuente por no decir extraño, pero precisamente como es infrecuente, novedoso o incluso extraño quiero hablar del significado espiritual de la crisis económica.

He colocado la imagen del "ecoactúa" no particularmente por la ranciedad de la imagen de la mujer que propone, donde la ecología doméstica se proclama sobre un fondo de tres generaciones de mujeres contra dos de hombres, duplicadas las mujeres en la pantalla como de vídeo a la derecha, y en el centro la mamma (o sea, la mujer se presenta en esta imagen, como siempre como la dueña y responsable del hogar). O sea, lo de siempre que pretende anunciar lo nuevo. También, una vez más, esa campaña manifiesta el sempiterno equívoco de lo que es la educación en democracia: ya ves, un gobierno que pretende orientar al pueblo que le ha votado. La conciencia y la responsabilidad ecológica no ha sido desarrollada precisamente por una suerte de gobernantes ilustrados que poco a poco educan al pueblo. Son los ciudadanos los que vienen presionando y obligan a los gobiernos con su voto o su intención de voto a que las administraciones respeten el medio ambiente y obliguen a respetarlo. Decía Schumpeter los políticos ofrecen a los votantes lo que los votantes demandan, según las leyes de mercado de la oferta y la demanda (con una inversión inicial y una financiación, cabría añadir). Pero, en ocasiones el voto no es suficiente y los ciudadanos tienen directamente que actuar de otros modos para conseguir que se preserve el medio ambiente, por poner un caso. Que es lo que ocurrió con el Monte Gibralfaro de Málaga. Si los ciudadanos no hubieran actuado, sencillamente alertando a la policía o enviando gran cantidad de correos electrónicos, probablemente hubiera sido talada gran parte de la única arboleda que queda en la ciudad. Hoy en día gracias principalmente a estas iniciativas populares, y no a las campañas educacionales de las administraciones, se gesta no un cambio de conciencia sino simplemente una conciencia respecto a la preservación normal de nuestro entorno. Con todo es bueno que las administraciones emprendan campañas al respecto, mejor si son inteligentes y no seguimos con estereotipos sexistas. Los votantes y los ciudadanos podemos influir sobre nuestros políticos . Téngase en cuenta que los políticos aspiran a vivir del presupuesto o continuar haciéndolo. Dependen de su olfato para conocer que puede satisfacer a los votantes, sea el respeto medioambiental o lo que sea. Por lo tanto la difusión de estas ideas es beneficiosa. En ocasiones los ciudadanos infravaloran la capacidad que tienen como colectivos pero también como individuos para mejorar el orden de las cosas, y por tanto cambiar su propia vida.

Otro día hablaré o seguiré hablando del significado espiritual de la crisis económica.

Desarrollo Sostenible y Técnicas del Bienestar, a celebrarse en el Palacio de Ferias y Congresos, en Málaga, el 19 de abril, a las 18'00 horas.

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