domingo, abril 04, 2010

Un lugar donde trabajar. Un lugar para crecer.




Me gusta sentarme durante un rato, antes de dar un masaje. Antes de que llegue el destinatario del masaje, me siento un rato, tranquilo, a intentar hacer acto de presencia en el presente. Parar, o al menos apaciguar, la cháchara alegre (a veces, también, taciturna) de los dimes y diretes interparietales; acallar esa voz que me acompaña a todas partes, dejarla flotando en el hilo de la conciencia, llevar la atención algo más adentro, mucho más adentro, para oir esa otra voz, la voz del silencio. Me gusta sentarme, tomar contacto conmigo mismo, con el momento y con el espacio. Unas veces con mejores resultados que otras, siempre intento concentrarme en la labor que estoy realizando, consagrar (esto es, hacer sagrado) el tiempo y el espacio al trabajo. El trabajo es algo que se realiza con mayor o menor conciencia y voluntad, dependiendo del día, del pie con el que se levante uno, y de algunos otros factores por todos conocidos; pero el hecho es que el trabajo y los días andan muy ligados, siendo la mayoría de estos últimos laborales y trabajables. Así que qué mejor que consagrar el tiempo y el espacio que dedicamos al currelo. Convertir ese espacio y ese tiempo en un algo sagrado, un acto de unión, o comunión, con la vida; o como dicen los del Zen, una oportunidad de servir, de alcanzar la iluminación en cada acto cotidiano, entregándonos a la tarea en cuerpo y alma (yendo estos dos, cuerpo y alma, tan unidos que no se puede hacer una cosa con el uno sin que intervenga la otra).

En fin, que con estos movientos en el alma (y en el cuerpo) hemos creado este espacio en la YogaSala. Un lugar para recibir y dar un buen masaje y para conectar con algo puro dentro de nosotros. Un lugar para sacudirnos la fatiga, el estres, las rigideces y los dolores, y también para echar raíz en el presente. Un lugar para descansar el cuerpo y el alma.

Rama-Raíz
Terapia Manual
Contacta Rafael Medina:
693 365 363
sindicatodelamor(arroba)gmail.com


1 comentario:

Joaquín García Weil dijo...

Qué bien quedan las fotos. Y en directo es mucho mejor.

Enhorabuena, Rafael.