miércoles, octubre 06, 2010

Romper con las amarras del pasado


¿Hay algún acontecimiento de tu vida que aunque ya haya pasado no seas capaz de recordarlo sin dolor? ¿Tienes algún recuerdo de un amigo, relación anterior, compañeros de trabajo o padres que te causen enfado, rabia o ira? Si es así, quizá tengas una asignatura pendiente con el perdón. Puedes llamarlo resentimiento o rencor a lo que sientes ante esos recuerdos. Sea cual sea tu definición seguro que te reconoces en alguna situación similar.

Puede que te consideres una persona que no es rencorosa, alguien tolerante, que salva los obstáculos de su vida y estoy segura que en algunos aspectos de tu vida eres así. Pero ¿por qué cuando te acuerdas de “eso” sientes enfado? o ¿dolor de cabeza, estómago o quizá de das cuenta de que aprietas las mandíbulas o los hombros se tensan?; te doy la respuesta de por qué sucede esto: porque seguro que “te hicieron algo en el pasado” y claro, al recordarlo te conecta con tu dolor; y éste se manifiesta con un sin fin de pensamientos negativos hacia la persona que produjo esta situación, a la par que tu cuerpo empieza a manifestarlo. De hecho la parte corporal es muy importante, ya que nuestro cuerpo y mente están unidos. Te remito a un estudio realizado por la Universidad de Duke en Estados Unidos. En éste, se estudian las principales causas de enfermedades que tienen incidencia en el mundo occidental y una de ellas es la falta de perdón. Así que te animo a que te reflexiones sobre la importancia del perdón.

No estoy diciendo que perdonar sea un proceso fácil, pero sí es posible. Con el perdón no estamos diciendo que tengas que querer a la persona o que tengas que aceptarla de nuevo en tu vida; lo que significa es que te liberes de esa carga porque AHORA en tu vida te mantiene inmovilizado.
El resentimiento puede tomar diferentes formas, una de ellas es que nos genera culpa; a veces nos culpamos a nosotros mismos por exponernos a aquello que nos hicieron y podemos caer en el “voy a cerrar mi corazón para que no me vuelva a pasar” o “a mi nunca me va a volver a pasar esto”. Todo esto nos produce una tremenda infelicidad en nuestra vida presente y es un círculo vicioso que, si no es cortado, se convierte en una gran bola. Sería algo así como una bola de nieve haciéndose cada vez más grande, al principio es inofensiva pero puede llegar a convertirse en un alud y eso no parece muy buena imagen ¿verdad?, y más si tú eres el pueblecito que está bajo ese alud... La cuestión es que tus relaciones actuales, no sólo sentimentales, se pueden estar viendo afectadas por estos hechos pasados. Así que hay romper esas amarras y poder vivir más ligero.

¿Cómo trascendemos estas situaciones? Lo importante es ser capaces de ampliar nuestra visión de “qué pasó”. Hubo una situación y tú la interpretaste de una manera, otra persona la hubiera interpretado de una manera distinta. Imagina que te ponen delante de un elefante con los ojos vendados y te dicen “esto es un elefante” tú tocas la trompa del elefante y “crees” que eso es un elefante. Al momento me ponen a mi delante y hago lo mismo que tú y toco una de sus orejas y pienso que “eso es el elefante” y no lo es en su totalidad. Discutiríamos sin parar de lo qué es y no es y ¡los dos tendríamos razón!. Pero razón parcial, porque cuando nos quitaran la venda de los ojos y viéramos a todo el elefante nos quedaríamos boquiabiertos. Bien, pues a esto me refiero cuando hablo de ampliar nuestra visión: ser capaces de quitarnos la venda de los ojos y ver en su totalidad todo lo que pasó, todos los puntos de vista, el por qué de cada reacción... Esto libera, nos libera mucho, no significa olvidar nuestro dolor pero ya somos capaces de ver a los demás en esa situación y sin duda, este movimiento de “ver más” te relaja ante este recuerdo y puedes perdonar a los demás y perdonarte a ti por haber invertido tanta energía en aquello. Con este movimiento tú ganas libertad y eres capaz, desde un lugar más sereno y con una mirada más limpia vivir tu presente.

Para terminar una cita de la Madre Teresa de Calcula “Si en verdad queremos amar, tenemos que aprender a perdonar” y yo te pregunto ¿quieres amar? ¿quieres ser amado? Seguro que la respuesta es sí, entonces ya es momento de empezar a ver qué amarras hay en tu vida para así, irlas soltando.

Te recomiendo dos libros que quizá te puedan ayudar en este viaje.

“La ley del Espejo” Yoshinori Noguchi Editorial Comanegra 2009
“Un día más” Mitch Albom Ediciones Maeva 2007

Te recuerdo que a través del Coaching Personal te puedo ayudar a gestar éste u otro cambio en tu vida.

coachingpersonal@hotmail.com
http://atrevetealcambio.wordpress.com/

5 comentarios:

Nereida dijo...

Muchas gracias por esta gran lección. Necesito empezar a perdonar a muchas personas y muchas cosas :)
besos

Joaquín García Weil dijo...

Bienvenida, Gemma, como colaboradora al blog.

Agradecidos de que publiques en http://yogasala.blogspot.com/ tus textos.

Gemma Naranjo dijo...

De nada Nereida me alegra que te haya ayudado.

Un abrazo

Gemma Naranjo dijo...

Gracias Joaquín

Un abrazo

Isabel Martínez Guerrero dijo...

Qué buen artículo Gemma, lo he encontrado en un omento que realmente necesitaba leer algo así. Gracias. Metta.